lunes, 1 de julio de 2013

El Evento Cósmico Tunguska


La historia del Evento

Por Héctor Rivara


En Tunguska, la siberia rusa el 30 de junio de 1908 a las 7:17 horas, sucedió un hecho inexplicable:
una explosión de magnitudes sin precedentes iluminó la noche de forma tal que los periódicos londinenses registran un resplandor hacia el este como el de un gran incendio. En el lugar no quedó vestigio de cráter, pero cientos de Kilómetros de bosque habían sido aplastados en forma radial desde el centro del hipotético impacto. Nunca los científicos se pusieron de acuerdo con lo que allí había sucedido, se lanzaron teorías que variaban según pasaban los años, desde el incendio de un bolsón de gas, el impacto de antimateria, una primitiva bomba atómica rusa o un ovni averiado que se destruyó.
Por los efectos de la deflagración (que aun se pueden observar en la zona despues de 100 años), la explosión es solo comparable al estallido de una bomba termonuclear de 30 megatones a mil metros de altura, o sea el equivalente a 1.500 bombas de 20 kilotones como la que devastaría Hiroshima 40 años después.
Es posible encontrar en Internet cientos de sitios que comentan sobre lo ocurrido, y defienden alguna u otra postura, sin saber lo que realmente ocurrió si es que ocurrió.
El investigador ruso Leonid Kulik sabía que había sido cierto. Poseía los registros de los barógrafos ingleses, que habían tomado nota de un súbito incremento de la presión atmosférica en el momento de la explosión. Tres observatorios meteorológicos ingleses habían registrado el hecho como un sismo, creyendo que observaban los remezones de un terremoto lejano.
Numerosas estaciones sismológicas de Europa y Asia registraron lo mismo, y durante muchos días los cielos nocturnos resplandecieron tanto que era posible leer en las noches sin luna. Las noches en Inglaterra y Bélgica se iluminaban con una brillante luz rosada, mientras que en Alemania era verdosa. La luminosidad del cielo nocturno confundió a los animales escoceses durante días: las ovejas y los pájaros se levantaban a medianoche, convencidos de que había amanecido. En las calles de Moscú los fotógrafos sacaban fotos nocturnas sin utilizar sus flashes de magnesio, y los ingleses jugaban partidos de golf a las 4 de la madrugada sin ningún tipo de iluminación artificial.
Los escombros suspendidos en la atmósfera provocaron una disminución en la transparencia atmosférica que fue debidamente registrada por el Observatorio Astrofísico Smithsoniano y el de Monte Wilson en Norteamérica. Este fenómeno persistió durante meses.
Sin embargo, increíblemente, la prensa rusa ni siquiera mencionó estos extraños hechos, y los científicos no lo relacionaron con el "cilindro de fuego" que había descendido sobre el bosque de Tunguska.
Hoy el enigma sigue si resolverse pero hay evidencias que algo increible ocurrió.